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El Nobel de Economía Robert Engle señala que es más atractivo gravar permanentemente la energía fósil que hacer pagar a los contribuyentes con sus impuestos la disponibilidad de energía verde.

El Nobel de Economía Robert Engle considera que la mejor estrategia para afrontar el cambio climático pasa por aplicar más impuestos de forma permanente las energías fósiles, en lugar de subvencionar las energías renovables, aunque admite que los fondos europeos generalizarán un acceso más barato a las energías limpias.

«Es más atractivo gravar permanentemente la energía fósil que hacer pagar a los contribuyentes con sus impuestos la disponibilidad de energía verde», afirmar Engle en una entrevista con EFE durante su estancia en Madrid invitado por la Universidad Pontificia de Comillas para hablar sobre finanzas sostenibles.

«No sé si ustedes en Europa están en situación de subvencionar permanentemente la energía verde», dice el economista en referencia a los miles de millones de euros que se están invirtiendo a través del programa Next Generation de la Unión Europea para promover la transición energética.

El profesor emérito de la escuela de negocios Stern de la Universidad de Nueva York asegura que «la diversificación energética es una de las razones que han llevado a Putin a invadir Ucrania de una manera tan devastadora (…) una guerra que de hecho está acelerando los esfuerzos por la descarbonización de las economías europeas».

«Europa se ha dado cuenta de una forma muy trágica de la importancia de la descarbonización», dice a EFE Engle, que durante su conferencia de esta semana en la universidad llegó a afirmar que «Putin es un activista climático» que ha acelerado la descarbonización «con una guerra catastrófica».

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Riesgo para el sector financiero

A su juicio, el negocio de los combustibles fósiles está ya en claro retroceso y advierte de que uno de los riesgos de la descarbonización está en que podría provocar una crisis financiera por la sobreexposición de los bancos a este tipo de activos.

Engle dice que los bancos centrales están pendientes de un problema que le preocupa pero no le inquieta, porque asegura que «fue más preocupante durante la pandemia que ahora mismo».

«Durante la pandemia, cuando las compañías de petróleo y gas estaban bajo mucha presión por la caída de la demanda, parte de la baja de las acciones de los bancos y de sus ingresos bancarios se debió a sus préstamos al sector del petróleo y el gas», explica el profesor, galardonado en 2003 con el Nobel por su método de análisis de series temporales utilizado para prevenir riesgos financieros.

Engle señala que la banca ya se ha recuperado de aquello y muestra una mejor evolución en los mercados que otros sectores.

Sobre la decisión del Gobierno español de gravar a la banca por los beneficios extraordinarios derivados de la subida de tasas de interés, no cree que sea una estrategia acertada, aunque reconoce que la situación de la banca en España nada tiene que ver con la de Estados Unidos.

Asume que los beneficios de la banca española se producen en un mercado en el que la mayor parte de los préstamos hipotecarios son variables y se revisan al alza, pero argumenta que habrá otros créditos a empresas y familias a tasa fija cuyo valor disminuye cuando los tipos de interés suben.

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En su opinión, subir los tipos de interés es la manera de contener una elevada inflación «que no sólo está causada por los elevados precios de la energía».

China, factor de riesgo geopolítico

«Las relaciones entre Occidente y China también son mucho más difíciles de lo que solían ser y existe cierta presión no solo para descarbonizar las economías, sino también para desglobalizarlas (…) Parte de la inflación proviene de nuestro movimiento para desglobalizar el mundo entero de una manera que va a ser costosa», argumenta.

«China necesita más demanda agregada para apoyar su economía. Estados Unidos y Europa necesitan menos demanda agregada porque tienen mucha inflación. Hay muchas razones para pensar que si pudiéramos llevarnos bien, resolveríamos ambos problemas, pero eso parece un camino difícil», sostiene Engle.