(03 de julio del 2025. El Venezolano).- El anuncio de nuevas elecciones municipales bajo las mismas condiciones fraudulentas del pasado 25 de mayo nos obliga a hablar con claridad sobre aspectos esenciales de la actual tragedia venezolana.
1. La defensa de la Constitución es el primer deber ciudadano.
La Constitución aprobada en 1999 y ratificada en 2007 establece con firmeza que la soberanía reside intransferiblemente en el pueblo y se expresa mediante el voto. Ningún acto de fuerza puede arrebatar esa soberanía ni suspender la vigencia de la Carta Magna. El 28 de julio de 2024, se cometió un fraude, un acto de fuerza que desconoció la voluntad popular expresada con profunda convicción y valentía en las urnas de votación. Maduro se niega a publicar acta por acta, han falseado cifras y han manipulado el escrutinio de un proceso donde una mayoría contundente eligió a Edmundo González Urrutia como presidente.
2. El soberano ha respondido con dignidad.
La ausencia masiva de los electores, en el proceso extemporáneo y fraudulento para la elección de gobernadores y cuerpos legislativos, la opacidad reglamentaria y la discrecionalidad en la habilitación de partidos y candidatos, forman parte de un esquema de dominación que ha sido rechazado, de manera pacífica, por la mayoría de los venezolanos. La dictadura de la oligarquía cleptócrata pretende perpetuarse manipulando cifras y negando el derecho de los ciudadanos a conocer los resultados del 28 de julio. Sin restablecer el orden constitucional y sin reconocer la voluntad popular, ninguna convocatoria electoral podrá superar la soledad de los centros de votación.
3. La amenaza de una reforma constitucional espuria.
El régimen habla de una supuesta reforma constitucional que nadie conoce, ni en borrador. Es decir, preparan un nuevo fraude. Saben que ya no les sirve el “sistema electoral blindado” que utilizaron como bandera y tampoco les es útil una Constitución que, en su contenido, choca frontalmente con sus planes de perpetuarse en el poder. Quieren imponer cambios constitucionales sin un referendo aprobatorio con garantías democráticas. Defender la Constitución es un compromiso de unidad nacional.
4. La unidad es con todos los venezolanos que creen en la democracia.
No se trata solo de la unidad de los partidos de la Plataforma Unitaria Democrática. Se trata de convocar a todos aquellos que, aún viniendo del oficialismo, mantienen convicciones democráticas y quieren un país donde se respete el Estado de Derecho. El 28 de julio fue posible gracias a la conexión con millones de venezolanos hartos de la casta gobernante, víctimas de esta tragedia económica y social. Muchos cuadros políticos formados en el chavismo saben que ya no existe espacio ni siquiera para una precaria democracia interna, que todo se decide bajo el capricho del autócrata, y que un nuevo fraude en contra de la Constitución, perpetuará un régimen tiránico. Una mano tendida, con respeto y flexibilidad, puede abrir el camino hacia una defensa común e inteligente de la Constitución.
5. La FAN tiene un compromiso con la Constitución.
Los miembros de la Fuerza Armada Nacional son custodios de los sobres con los votos del 28 de julio. Fueron testigos, al igual que sus familias, de la voluntad del pueblo. Su juramento y su conciencia les obligan a restablecer el orden constitucional quebrantado por quienes usurpan el poder. Defender la Constitución no es solo un mandato legal, es un mandato ético y moral.
6. El respeto y la flexibilidad deben guiar nuestras diferencias.
No podemos reproducir el lenguaje tóxico de quienes pretenden dividir y destruir. Entre quienes hemos compartido luchas y dificultades, debemos mantener el respeto mutuo, reconocer los aportes de cada quien y comprender posiciones distintas sin recurrir al fusilamiento mediático ni al insulto fácil. El debate democrático es un pilar indispensable para reconstruir a Venezuela.
7. Condenamos las violaciones de derechos humanos cometidas por el régimen.
La detención de Enrique Márquez, y más recientemente de Rodrigo Cabezas, por exigir el cumplimiento de la Constitución, así como la de Rafael Tudares, solo por su parentesco con Edmundo González Urrutia, son ejemplos de la represión sistemática. Lo mismo ocurre con ciudadanos apresados por celebrar un triunfo, por ser testigos de mesa o por portar mensajes críticos al régimen en sus teléfonos. Ahora se persigue también a trabajadores de centros de comunicaciones por operaciones menores en divisas, castigando a quienes ayudan a sostener a sus familias con remesas. Son crímenes contra la dignidad del venezolano.
8. Exigimos la libertad de todos los presos políticos, en Venezuela y fuera de ella.
El reciente anuncio del expresidente Donald Trump de cerrar las puertas de Estados Unidos a los venezolanos, sumado a medidas de otros gobiernos, constituye una violación de derechos humanos contra quienes huyen de un Estado delincuente. Es una política injusta que golpea a las víctimas, no a sus verdugos. La mayoría de los migrantes venezolanos son personas honestas y trabajadoras. Reivindicamos el gentilicio venezolano con orgullo. Narrativas como las del Tren de Aragua, huelen a mentira y manipulación. Somos herederos de una patria que ha sido faro de libertad y de un pueblo solidario que, con paciencia y firmeza, sigue defendiendo su derecho a vivir en democracia.
**La hora de la Constitución es ahora**. El país necesita de cada venezolano para restituir la verdad, la justicia y la legalidad.